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Locura o viaje espiritual?

PostPosted: 19 Dec 2011
by maria
¿Locura o viaje espiritual?

En el ensayo "Psychosis", Susan Mitchell y Glenn Roberts se ocupaban de estudiar los aspectos psicológicos que rodean a los místicos de diferentes creencias religiosas así como a sus experiencias místicas. Se ha comprobado desde hace mucho tiempo que Místicos y Gurús tienen experiencias muy similares a los trastornos psicóticos. ¿Invalida esto la autenticidad de las experiencias místicas? Según los mismos autores, ni confirma ni tampoco invalida sus posturas espirituales.

El DSM-IV recoge en su apartado "Problemas adicionales que pueden ser objeto de atención clínica" al problema religioso o espiritual, sin embargo esta es una categoría no patológica y que es usada únicamente cuando el objeto de la atención clínica es resolver un problema religioso o espiritual.

DSM-IV escribió:

Z71.8 Problema religioso o espiritual [V62.89]

Esta categoría puede usarse cuando el objeto de atención clínica es un problema religioso o espiritual. Los ejemplos incluyen el malestar que implica la pérdida o el cuestionamiento de la fe. Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica los problemas asociados con la conversión a una nueva fe, o el cuestionamiento de los valores espirituales que pueden o no estar necesariamente relacionados con una iglesia organizada o con una institución religiosa.

Pero la importancia de la cuestión que subyace es dirimir si la experiencias espirituales están inducidas o no por alguna patología. Ya en 1902, el psicólogo y filósofo William James observaba en "The Varieties of Religious Experience" que la exclusiva dedicación a una vida religiosa tiende a volver a cualquier persona excepcional y excéntrica. W. James no se refería a los seguidores de las religiones convencionales sino a los sujetos originalmente protagonistas de tales experiencias, que establecieron los patrones que luego fueron seguidos por individuos generalmente sugestionados y que desarrollaron conductas imitativas. Según el autor, estas experiencias solamente pueden ser halladas en individuos para quienes la religión existe no solamente como un hábito moderado sino, más bien, como una aguda fiebre. Dice también que todo líder religioso ha sido testigo de visitas extraordinarias o han sido personas de una exaltada sensibilidad emocional; no parecen poseer equilibrio alguno al padecer habitualmente de obsesiones e ideas fijas. Y es que, con mucha razón observa este autor, en el terreno de la creencia religiosa y mística, no es extraño encontrar episodios de trance, escucha de voces, visiones y otras particularidades que más bien parecen entrar de lleno en el terreno de lo patológico, aunque estos aspectos hayan servido para revestirles de autoridad e influencia religiosa.

Samantha Day y Emmanuelle Peters, en "The incidence of schizotypy in new religious movements" encontraron que las experiencias de algunos individuos, aunque son inequívocos síntomas de esquizofrenia, no les impide un normal funcionamiento dentro de la sociedad. En el examen realizado a integrantes de ciertos "Nuevos Movimientos Religiosos" resultó que sufrían de un mayor número de trastornos y patologías; por ejemplo eran más proclives a presentar trastornos esquizoides de la personalidad, así como a sufrir más de depresión o ansiedad.

La pertinente cuestión planteada por Susan Mitchell y Glenn Roberts acerca de si existe realmente o no alguna diferencia fenomenológica entre las voces y visiones de los mísiticos y los psicóticos parece aún lejos de estar completamente resuelta. El Dr. Greenberg en su libro "Mysticism and psychosis" estudia algunos de los aspectos, aparentemente, comunes entre las psicosis y el estudio místico. Al parecer, es absolutamente imposible diferencias las experiencias místicas de las psicosis atendiendo únicamente a la descripción fenomenológica. Ello es debido a que ambos presentan igualmente alucinaciones o delirios paranoides y de grandiosidad.

En general, se reconoce la insuficiencia en los criterios de diagnóstico descriptivo para distinguir patológicos de no patológicas experiencias psicóticas. Sin embargo, ciertos expertos (Saver y Rabin, 1997; Greenberg et al., 1992; Jackson y Fulford, 1997, etc.) han establecido algunas de las principales diferencias entre ambos fenómenos. Por ejemplo, normalmente las experiencias genuinamente espirituales conducen a que el individuo mejore su adaptación a los distintos aspectos de la vida cotidiana. En cambio, la psicosis conduce irremediablemente al empobrecimiento social y conductual.

Hermann Lenz, en "Belief and Delusion", apunta a que las diferencias resaltan al observar la manera de vivir del sujeto que sufre esas experiencias. El autor señala que:

1) La esperanza o la duda se hallan únicamente presentes en relación a la auténtica experiencia mística, mientras que en el delirio solamente encontramos una creencia inamovible.
2) La libertad humana se ve incrementada en los creyentes, mientras que está ausente en los sujetos delirantes.
3) La creencia permite la interacción entre la persona y la sociedad, mientras que el delirante no tiene ninguna capacidad en términos sociales.

Sin embargo, estos aspectos son en ocasiones también bastante engañosos porque se pueden dar sujetos delirantes que siguen patrones que contradicen estos principios.

Quizás, algo más esclarecedores puedan ser las observaciones realizadas por E. Peters en "Psychosis and Spirituality". Este experto en psicología clínica dedica un apartado a dilucidar qué diferencia una experiencia religiosa de un delirio patológico, concluyendo que el delirio puede determinarse en función de cuánto es creído y en qué medida interfiere con la vida personal. Es el hecho de tener, por ejemplo, el caso de un individuo enteramente inmerso en sus preocupaciones religiosas (por ejemplo leyendo la biblia todo el día) y las potenciales consecuencias emocionales y de comportamiento que puedan implicar su creencia (por ejemplo extremada tensión emocional si se intuye un alejamiento de los designios divinos, o la completa pasividad ante la todopoderosa divinidad) lo que vuelve a una creencia patológica.

Re: Locura o viaje espiritual?

PostPosted: 19 Dec 2011
by maria
Paranoia y Mesianismo

El profesor de psiquiatría Anthony Storr, en su libro "Feet of clay", define el gurú como un maestro que afirma estar en posesión de un conocimiento superior y por lo tanto está autorizado para decir a los demás cómo han de vivir sus vidas. Storr señala también que los sistemas de pensamiento de los líderes sectarios se gestan durante el desarrollo de trastornos psicóticos con el fin de dotar de sentido a sus delirantes percepciones, sin embargo, el sistema pervive incluso tras la desaparición del trastorno que lo originó.

Los sujetos de personalidad paranoide, extremadamente suspicaces y hostiles, encuentran su plenitud en la creación de un grupo de seguidores a quienes exige sometimiento y va progresivamente induciendo su mismo comportamiento paranoide, ocasionándoles un gradual deterioro de su salud mental. En palabras del psicólogo José Miguel Cuevas, profesor de Psicología Social de la Universidad de Málaga, el líder sectario suele caracterizarse por "ser narcisistas, con comportamiento paranoide y antisociales".

Según el DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad "pueden ser vistos como «fanáticos» y formar parte de grupos de «culto» fuertemente cohesionados, junto a otros que comparten su sistema de creencias paranoides". Esta definición puede servir para explicar el origen de ciertos grupos sectarios y religiones. Los delirios y alucinaciones que estos sujetos padecen los hacen proclives a liderar movimientos mesiánicos en los cuales los seguidores ven en sus delirios las señales confirmatorias de unas supuestas facultades extraordinarias que le legitiman en su papel del "elegido por Dios".

Este estrecho vínculo entre este trastorno y el establecimiento de organizaciones religiosas o esotéricas ya había sido recogido en el DSM-III: "Parece razonable que los individuos con esta alteración se encuentren ampliamente representados entre los líderes de religiones místicas o esotéricas y en grupos pseudocientíficos y cuasi-políticos". El Dr. Pedro Cubero en "El Grupo Paranoide" señala también que "esta capacidad para el liderazgo no se limitaría a los sujetos con una alteración de la personalidad sino que podría distinguir también a algunos enfermos delirantes, individuos que, pese a su locura, son capaces de organizar y dirigir grupos altamente cohesionados de seguidores".